jueves, 21 de junio de 2012

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¿Por qué no nos gusta lo nuestro?

Qué curiosa contradicción la nuestra: estamos encantados con los resultados de nuestros compatriotas en motociclismo, tenis, fútbol, Fórmula Uno, etc. pero las banderas desaparecen en cuanto guardamos la pelota o se acaba la gasolina.
Por la razón que sea, parece que por principio rechazamos aquello que pueda tener reminiscencias hispanas.
Un ejemplo muy claro lo tenemos en las tiendas de ropa. No hay más que acercarse a cualquier centro comercial o a un almacén de saldos (más conocido como outlet o factory, que a nada que sepamos un poco de inglés ya promete que va a ser un chollo) para comprobarlo.
En el que yo estuve, lo primero que vi fue un cartel rojo, de 15x10 metros donde en letras blancas se leía una frase que deja las rimas de Bécquer a la altura del betún: Fashion is an attitude. Poco más se puede decir. Tras observar semejante llamada a la acción, la mano se me iba sola a la cartera, buscando el billete de cincuenta euros que no pude emplear la semana pasada para comprar aquella corbata que se me escapó. 
 Los outlets tienen la particularidad de encontrarse en un lugar que hace diez años todavía era un campo de trigo cuyo dueño anterior, tumbado al sol y la brisa de la Riviera Maya, sigue preguntándose cómo alguien pudo pagar semejante dineral por unos campos que durante décadas lo único que ofrecieron fue rocío, calor, y picaduras de mosquitos al atardecer. 
Como valor añadido tienen la habilidad de estar lo suficientemente lejos como para no querer ir en transporte público, pero lo suficientemente cerca como para tener que disfrutar de todos los atascos de salida de la ciudad.

Una vez dentro no tenemos más que buscar un punto cualquiera que nos guste y, sobre nuestro eje, dar un giro de 180 grados. Ya tenemos la máquina del tiempo. En un segundo habremos salido de San Sebastián de los Reyes y estaremos en la Oxford Street londinense, la Times Square neoyorquina o el más cercano bulevar Haussmann de París. Donde sea menos en España, a tenor de los rótulos de los establecimientos.
Nuestra vista y mente se verán desbordadas por nombres tan cervantinos como Amichi, Alain Afflelou, BdBa stock, Billabong, Boxeur des rues-Malloy, by Trucco outlet, Cold Alaska, De Brands, Diesel Footwear, Dockers, Guess, Home&Cook, Miss Sixty Energy, Vanity Fair, Starbucks Coffee (¡cómo no!) y Neck&Neck outlet.
 
Ante semejante panorama, no hay duda de que en breve en nuestros teclados sobrará la letra Ñ, la cual podrá ser tranquilamente sustuida por la "&;" sin necesidad de realizar la tediosa tarea de pulsar mayúsculas+6. Triste futuro el de aquellos que en nuestros apellidos sufrimos la letra maldita, a la cual sólo parece faltarle un par de banderillas y un sombrero cordobés.

Curiosamente, en el mismo lugar hay algunas tiendas con nombres nacionales que, además, son especialmente españoles: Adolfo Domínguez, Purificación García, El Potro, Francisco Pavón, Molina Moda Flamenca o la Jaca de Doñana. 

Y en un apartado especial tenemos a los genios creativos, quienes jugando a ser frontera entre Gibraltar y Algeciras, rotulan un local con el cuando menos atrevido nombre de Spantapájaros.  Posiblemente nos encontremos ante el mismo genio que hace ya unos años alcanzó el súmmum de la creatividad cuando intentó llevar a la cima del éxito la barbería de rayas rojas y azules de toda la vida dándole el nombre de "Pelookería".

En resumen, que parece que por principio lo de fuera es mejor. ¿Por qué? La respuesta seguro que la conocen bien los diseñadores José Víctor y José Luis, quienes decidieron rebautizarse como Victorio y Lucchino a ver si así la cosa funcionaba mejor.
Tenemos grandes aceites, grandes vinos, grandes artículos de cuero, grandes firmas de ropa, grandes profesionales... pero dejamos que sean los de fuera quienes los valoren. El cuero de Ubrique para Nueva York. Los ingenieros, a Alemania. Las enfermeras a Inglaterra. Mucho nos está durando el jamón ibérico, teniendo el prosciutto, que es mucho más chic. Para celebrarlo, habrá que tomarse una buena copa de vino de Burdeos. ¿O no?

6 comentarios:

  1. Tienes toda la razón amigo y yo sigo prefiriendo el Ribera de Duero o Rioja, así que pienso celebrar que soy español y orgulloso de serlo con vinos de los nuestros.

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    1. Totalmente de acuerdo. Sin duda, Ribera o Rioja, y muchos otros pueden competir sin problemas, e incluso con ventaja, sobre muchos otros vinos de fuera de más renombre.

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  2. y te has dado cuenta de lo "in" que se están volviendo las camisetas y jerseys con la bandera inglesa o americana?...si te pones una camiseta igualita con la bandera española eres un poco "facha"...en fin...

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    1. Sí,es otro de los misterios sin resolver del consumismo español. Yo creo que los propios extranjeros tienen que flipar con nosotros... Besos

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  3. Por favor, por favor, ¡Qué no desaparezca la "ñ"! Y no es sólo un capricho de espaÑola...
    Saludos
    BegoÑa

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    1. A luchar a muerte por ella, BegoÑa! Con uÑas y dientes!

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