jueves, 6 de septiembre de 2012

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El Ipod, Ikea y las mudanzas

El otro día me comentaba un operario de una empresa de mudanzas que, con los avances de la tecnología y los muebles de usar y tirar, el sufrido sector de los transportistas, mozos de carga y demás personajes de 2x2 metros se está viniendo a pique. Y todo "por culpa" de dos enemigos:
1. Steve Jobs, Bill Gates y compañía y sus soluciones de almacenamiento.
2. Las cabezas pensantes de Ikea y sus muebles desmontables.

Cada vez somos menos estables (geográficamente hablando) y eso nos hace andar de aquí para allá mucho más de lo que lo hacían generaciones pasadas. Antes se emigraba una vez en la vida a Alemania o a Suiza y se volvía al lugar de origen deseando no moverse más, maldiciendo a los germanos, a la otitis crónica causada por el frío, a freir con mantequilla, y a todo aquello que tuviese tufillo a mundo organizado o cadena de producción.
Ahora, por culpa de los precios de los pisos, los alquileres y los cambios laborales, cada vez somos más nómadas. Comenzábamos a parecernos a los funambulistas y demás acróbatas, llevando con nosotros, allá donde fuésemos, nuestro circo particular en forma de muebles, libros, colecciones de DVDs y demás objetos de gran valor sentimental para nosotros, pero de nulo interés económico para los responsables de nuestra hipoteca o para los chicos de chaleco reflectante de "Compro oro". Y en estas aparecieron (entre otros) Jobs e Ikea y llegó la época de quitarse peso de encima.


Desde el punto de vista laboral, un Iphone, un Ipad, un Ipod, un ordenador portátil, un libro electrónico, etc. todos ellos son enemigos naturales de los mudanceros. Son brutales sistemas de almacenamiento. En un libro electrónico que cabe en un bolsillo podemos meter la Enciclopedia Espasa más de 3.000 veces. En un Ipod de capacidad media entra la colección de discos de cualquier emisora radiofónica que se precie. En un Ipad metemos la colección de tebeos del más ávido lector. En cualquier portátil caben los apuntes de todas las facultades de Periodismo de España. En un disco duro multimedia entrará todo el cine habido y por haber en Los Ángeles y Bombay. O todos los recuerdos en forma de fotografías de la vida de una familia y sus tres generaciones posteriores.
Para bien o para mal, todo lo nombrado hasta ahora, junto, cabe en una mochila que puede llevar un niño de ocho años.

El otro enemigo natural de los transportistas es Ikea. En lo que respecta a nuestra ubicación geográfica, ahora estamos como cuando salimos por la noche, que sabemos dónde empezamos pero no dónde (y sobre todo cómo) acabamos. En las casas ya no hay camas de roble, mesas de madera de boj, estufas de acero forjado o sillones de caoba heredados de antepasados con más visión para hacer dinero que nosotros.
Ahora, bien sea porque hemos promocionado en la empresa y en un mes tenemos que estar establecidos en Toronto, o bien porque no hemos promocionado en absoluto y tenemos que salir corriendo del piso antes de que nos denuncien por impago, hay que ir por la vida ligeros de equipaje, como los hombres de la mar. Muebles baratos, plegables, multiusos y de vida limitada, que podamos usar y tirar para volver a comprarlos en otra ciudad u otro país donde encontraremos la misma franquicia de logotipo azul y amarillo.

En resumen, que el precio de la vida que llevamos ahora implica no coger cariño a nada que no se pueda transportar fácilmente. Nada de recuerdos en forma de librería de madera de haya, que nunca se sabe lo que puede pasar. Olvidemos el piano de cola del abuelo y cojamos rápido el Ipad y el abrigo, por si vienen los del desahucio.

8 comentarios:

  1. Carlos: parece que nadie te escribe, así que romperé el hielo. Es cierto lo que dices, pero las nuevas tecnologías en las que caben 3000 enciclopedias, también tienen sus pequeñas limitaciones. Yo tengo un libro electrónico desde Reyes, y me dejó tirada en la mejor parte de un libro allá por mediados de julio porque se quedó literalmente "tostado". Hasta el lunes pasado, más de mes y medio, no me lo han devuelto, supuestamente arreglado, pero limpio de pecado. ¡Vamos que he tenido que volver a cargar los 500 libros que tenía "pirateados"!. Un horror.

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  2. No pasa nada que la gente no escriba, hay veces que no hay nada que decir, no apetece, o simplemente, no le ha gustado lo que he puesto.

    Lo de la tecnología tiene esas cosas, que puedes perderlo todo. Pero también si hay un incendio, prefiero que me pille al lado de un libro electrónico y no rodeado de enciclopedias en papel. Todo tiene sus dos lados.
    En cualquier caso, una pena lo de tu libro electrónico.

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  3. Anónimo6/9/12 23:41

    Reconozco que a mí me da pena el mundo de usar y tirar, porque se empieza por el piano de cola del abuelo y se acaba por el propio abuelo. Todo es efímero, nada vale nada, y el vivo al bollo.
    Y confiesa que el día que más temes en esta vida es el que te llame para pedirte ayuda para mi mudanza.

    Llorente.

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    1. Lo temo, Llorente, lo temo. Pero sabes que allí estaré.
      Gran verdad lo del abuelo.

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  4. ALBERTO AGUILAR9/9/12 16:47

    Llevamos menos equipaje que Robert de Niro en HEAT, como diría aquel...

    Al hilo de esto hay un ensayo de un autor de cuyo nombre no me acuerdo titulado "La Edad Mecánica",en pos de la 2ª Revolución Industrial, que hablaba ya de las bondades y las contras de la misma. ¿Y hace unos años que empezamos ya la 3ª Revolución Industrial, no?

    De otras terceras cuestiones no procede hablar aquí.

    Y una anecdota al caso. Cuando Felipe Gonzalez abandonó la Moncloa allá por el año 1996 un diario publicó que se había llevado no se cuantas cajas de papeles con documentación... a lo que el ex presidente del gobierno contesto cuando tuvo ocasión que eso era ridículo, porque toda esa documentación cabía en unos cuantos disketes.
    En la decada pasada eran disketes...

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    1. Tomo nota del ensayo y voy a ver si encuentro información de lo de Felipe, que tiene buena pinta. Un abrazo, Alberto.

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  5. Muy bueno Carlos, el *.zip y el *.rar fueron la cuadratura del círculo en esto de almacenar documentación. Al hilo de lo del disckette, hace unos años, allá por el 2000 o antes, tiempo en el que internet no había evolucionado tanto, un compañero de oficina se acercó al departamento de informática con un disckette para que le "grabaran" ahí Internet, no sé si andaba un poco despistado sobre el volumen que suponía, ya a esas alturas, la www o bién se expresó mal y sólo quería una copia del I.Explorer, eso sí nos hemos reido en muchas ocasiones de la ocurrencia.

    rugonto

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    1. Lo de las anécdotas de informática es de coña. Y es que nos ha venido todo muy rápido, Rubén, y no nos da tiempo casi a aprender algo y ya está abandonado. Así se le quitan a uno las ganas de aprender nada!
      Un abrazo

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