miércoles, 31 de octubre de 2012

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Pesadillas importadas: Halloween

Si hay una tradición ancestral implantada en España que se remonte más allá de la huída de Boabdil y la bronca de su madre, esa es la de la fiesta de Halloween. Que tiemblen Sanfermines, Fallas, Pilares, Rocíos y Tomatinas, que la brujita con su escoba y la calabaza vienen arrasando con todo. Y es que nuestras costumbres están muy desfasadas y, para colmo, algunas de ellas tienen un tufillo religioso. Eso no se puede perdonar.

Con qué facilidad se ha implantado la fiesta de Halloween en España en muy pocos años. Esta tarde-noche nos vamos a hartar de ver niños disfrazados de esqueleto, niñas vestidas como las hijas de Zapatero y chavalines de ambos sexos ataviados con traje rojo, orejas de punta, rabo y cuernos.
Y para rematar la nueva moda, nada mejor que una calabaza agujereada, iluminada por dentro y apoyada en la ventana.

jueves, 25 de octubre de 2012

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Las pegatinas en los coches

Si algo se puede sacar de provecho en los atascos es lo que en Primaria se llama Conocimiento del Medio. Echando un vistazo a la chapa y cristales de los vehículos de nuestro alrededor podemos conocer los gustos, aficiones, localidad de origen de nuestros vecinos de carretera y vete tú a saber qué. Es muy difícil establecer clasificaciones en algo tan complejo pero, por esquematizarlo un poco, vamos a intentarlo.

1. Regionales: Las pegatinas de nuestra comunidad, ciudad e incluso pueblo. Aquí tenemos desde la trillada e insulsa bandera de la comunidad de Madrid con sus siete estrellas blancas sobre fondo rojo, pasando por la de "Cuenca es única", "Soy de Navalmoral de Béjar", "Asturias, paraíso natural" o "Ponte de moda en Santa Pola".

jueves, 18 de octubre de 2012

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Tecnología e incomunicación

Sábado, 09:30 de la mañana. Suena el despertador. Ducha y desayuno escuchando la radio.
Saco el coche del parking. Toca visita al supermercado. Entro en su garaje. Para que se levante la valla debo coger un tíquet de la máquina. 10:50. Aparco en la primera planta. Apunto en el móvil la ubicación del coche. Recibo un folleto con las ofertas de la semana y corroboro que son las mismas que había recibido en el teléfono varios días antes. Saco una moneda de 50 céntimos, fiel compañera, siempre dispuesta en el cenicero del coche para ser el alma de la fiesta en estas ocasiones. La introduzco en el carro y que este deje de ser parte de la serpiente metálica que un joven, de andar resacoso, arrastra con desinterés. 11:21.

Saco de nuevo el móvil para repasar la lista de la compra. Comienzo el desfile en busca de galletas, leche, pasta fresca, zumo de naranjas supuestamente recién exprimidas, ensalada cortada, limpiada y envasada y un kilo de melocotones que, al igual que las rodajas de salmón, están protegidos por un plástico transparente. 11:52.
Llego a la zona de aseo facial. Dudando si merece la pena el coste extra de las máquinas de cinco hojas, a mi alrededor sólo encuentro un señor de mediana edad y de densa barba. Mala referencia. Me mantengo en la seguridad de las cuatro cuchillas. Ya vendrán tiempos de peligro.

jueves, 11 de octubre de 2012

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Señales del más allá

Se supone que las señales están puestas en beneficio de la sociedad y, aunque algunas sean prohibitivas, suelen tener toda la lógica. Nos guste o no, debemos cumplirlas por nuestro bien. Pero de vez en cuando esa lógica se marcha de paseo permitiendo cosas de lo más extraño y que, a simple vista, siembran la duda, e incluso el miedo, hacia el ayuntamiento o autoridad que ha permitido su instalación. Para muestra, veamos dos fotografías que nos confirmen esto.

Esta señal está en catalán, lo cual ya puede limitar su entendimiento, uno de los pilares de una buena señal. Pero bien es verdad que en este caso la traducción al castellano es sencilla y no hace falta ser Josep Pla ni un seguidor de Ocón de Oro para entender lo que significa: prohibido jugar a la pelota a los mayores de doce años. 
Y...¿qué mal han hecho los de trece? ¿Por qué están castigados los de catorce? ¿Por qué no tienen derecho los de quince?  Supongo que se habrán basado en la conocida teoría de la relación edad del infante vs. musculatura del cuadríceps femoral en lo que respecta a la potencia del disparo. Pero hay chavales de diecisiete años que pesan cuarenta kilos y nos son capaces ni de mover una pelota de ping pong, mientras que hay petacos de diez con una potencia de disparo capaz de arrancar de cuajo la misma farola que sujeta la señal de la fotografía.

jueves, 4 de octubre de 2012

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Labrarse un futuro

Dónde quedó aquel tiempo en el que estudiar una carrera como Derecho, Económicas o cualquier ingeniería era prácticamente un sinónimo de estabilidad y prosperidad. Uno se tiraba cinco años estudiando, buscaba un primer trabajo y ya las madres respiraban tranquilas porque su hijo "se había colocado", en el sentido laboral de la palabra.

Hoy día todo esto no tiene sentido. Ya no depende de estudiar una carrera universitaria, formación profesional o un módulo de automoción o electricidad. Todo va tan rápido que es cuestión de tener la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento justo. Y también de saber reciclarse o reinventarse, término de moda, que básicamente es un eufemismo para decir "búscate la vida o ésta se te merienda".

Siempre ha habido tíos con suerte y visionarios como los que estudiaron informática o idiomas en los 70, técnicos de TV e iluminación que se subieron al carro de las televisiones privadas a finales de los 80, encofradores y albañiles en la Barcelona de las Olimpiadas, o tasadores inmobiliarios en los primeros 2000