jueves, 11 de octubre de 2012

2

Señales del más allá

Se supone que las señales están puestas en beneficio de la sociedad y, aunque algunas sean prohibitivas, suelen tener toda la lógica. Nos guste o no, debemos cumplirlas por nuestro bien. Pero de vez en cuando esa lógica se marcha de paseo permitiendo cosas de lo más extraño y que, a simple vista, siembran la duda, e incluso el miedo, hacia el ayuntamiento o autoridad que ha permitido su instalación. Para muestra, veamos dos fotografías que nos confirmen esto.

Esta señal está en catalán, lo cual ya puede limitar su entendimiento, uno de los pilares de una buena señal. Pero bien es verdad que en este caso la traducción al castellano es sencilla y no hace falta ser Josep Pla ni un seguidor de Ocón de Oro para entender lo que significa: prohibido jugar a la pelota a los mayores de doce años. 
Y...¿qué mal han hecho los de trece? ¿Por qué están castigados los de catorce? ¿Por qué no tienen derecho los de quince?  Supongo que se habrán basado en la conocida teoría de la relación edad del infante vs. musculatura del cuadríceps femoral en lo que respecta a la potencia del disparo. Pero hay chavales de diecisiete años que pesan cuarenta kilos y nos son capaces ni de mover una pelota de ping pong, mientras que hay petacos de diez con una potencia de disparo capaz de arrancar de cuajo la misma farola que sujeta la señal de la fotografía.

En mi modesta opinión esta señal debería tener más relación con lo anteriormente dicho, y buscar algo como "prohibido golpear fuertemente la pelota" o "prohibido dar balonazos" que aunque tampoco sea muy correcto, sí tiene algo más de sentido. Eso suponiendo que los mayores de 12 años también tengamos derecho a divertirnos y a golpear el balón flojito. Porque digo yo que si tengo un hijo de dos años y le lanzo la pelota no lo voy a hacer para reventarle la cabeza, sino para que intente atraparla.

La segunda señal es más interesante porque es más peligrosa. Toda una invitación al sucidio. Por un lado indican que hay corrientes peligrosas pero, por otro, que no se puede nadar. Es decir, que si nos caemos al agua, lo que tenemos que hacer legalmente es, como si jugásemos a la oca, dejar que nos lleve la corriente para comprobar con nuestros propios pulmones si esta es tan peligrosa como avisa el cartel.
Digo yo que lo suyo sería indicar "prohibido bañarse" y no "prohibido nadar", porque si no, hagamos lo que hagamos, lo haremos mal: si cumpimos la ley las posibilidades de morir ahogados aumentan en gran medida, pero si intentamos mantenernos a flote mediante algún movimiento que pueda recordar mínimamente a Michael Phelps es muy posible que acabemos comprobando el estado de las instalaciones de la Guardia Civil o Policía local de turno. La lucha por la supervencia es así de ingrata.

En resumen, que a algunos les gusta tanto prohibir que, cuando tienen autoridad para hacerlo, se ciegan y no prestan ni la más mínima atención a lo que puede significar su condena. A ellos sí que habría que prohibirles una determinada serie de cosas. O echarles a las corrientes y asegurarnos de que cumplan lo que en su cartel solicitan.

2 comentarios:

  1. Ja, ja, qué rebuscado has sido con el de prohibido nadar (aun sin faltarte la razón). Me ha recordado a esos carteles que prohíben dos cosas, como "Prohibido fumar y comer", que, realmente, permiten fumar y permiten comer, lo que prohíben es hacer las dos cosas a la vez. Está claro que para prohibir no vale cualquiera.

    Un abrazo.

    Llorente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto lo de las dobles señales. Nunca me lo había planteado.
      Pero que TÚ me digas que he sido rebuscado me preocupa ;)
      Un abrazo y buen viaje.

      Eliminar