jueves, 13 de diciembre de 2012

7

Los famosos y los anuncios

Lo de coger un famoso como imagen de marca, denota por parte de la compañía todo un ejercicio de valentía. Y es que hay que tener las cosas muy claras, pues corremos muchos riesgos. Lo que prometía elevar la gráfica de ventas y de notoriedad a la altura del Olimpo, por un pequeño giro del destino, puede llevarnos a lo más profundo del Averno. Eso sí, siempre nos quedará el consuelo de que allí no estaremos solos.

La idea de buscar una celebridad que represente nuestra marca puede parecer sencilla y sólo cuestión de ceros, pero dándole un par de vueltas, es algo más complicado. Por un lado, efectivamente, está el tema económico, aunque es lo que antes se resuelve. Sin pasta no hay famosete. Otra cosa es el riesgo que corremos, principalmente por tres razones:



1. Que el famoso nos salga rana. Obviamente, nadie en su sano juicio cogería como imagen de marca a Belén Esteban, Paco Porras o Leonardo Dantés para anunciar los bombones de Ferrero Rocher, pues sería el suicidio no ya de los bombones, sino irremediablemente de la compañía Ferrero al completo. Pero ¿quién iba a decir lo de Armstrong? Afortunadamente, no ha tenido demasiado impacto en marcas como Nike, gracias a estar muy consolidadas en el mercado y a que la figura del ciclista ya no estaba en primera plana.

2. Que el famoso, por el contrario, tenga tan buena imagen que llegue a eclipsar completamente a la marca y nadie se acuerde de cuál era el producto anunciado. Las top models de los años 90 se movieron mucho por ese terreno peligroso para la marca, donde a nadie le importaba en absoluto lo anunciado, pero sí el palmito que lucían Cindy Crawford, Naomi Campbell o Claudia Schiffer. Por desgracia para los espectadores y alegría de los publicistas, cada vez es más infrecuente que la celebridad eclipse al producto, y no suele ser porque el producto brille con luz propia.

3. Que ambos, modelo y marca, se derrumben a la par cuales torres gemelas un once de septiembre. Cada uno perjudica al otro. Una combinación donde el producto humilla al famoso y este queda asociado para siempre a dicho producto, relegándolo a la oscuridad. Un ejemplo claro es el Concha Velasco, a la que ya todos imaginamos con sus pérdidas de orina. Y es que a ver qué famoso se atreve a jugar a la ruleta rusa de presentar, por ejemplo, un producto como Hemoal.

Mención aparte merecen esos personajes (periodistas, presentadores, actores, etc.) que se podían considerar a sí mismos respetables, hasta que, cual Joselito mercenario, en el propio programa que conducen hacen un inciso para intentar vendernos las excelencias de las sopas Gallina Blanca o para recordarnos que Jazztel da más megas o que Ariel lava más blanco.

En resumen, que olé por esas compañías que se la juegan a una carta asociando su imagen a la de una celebridad y les sale bien, porque es más complejo de lo que parece. Podemos encontrar más cuatros y cincos que reyes y ases en la baraja de la publicidad.

7 comentarios:

  1. Celebro que hayas abordado en estas dos semanas el tema de la publicidad. Igual que la semana pasada, buena entrada.
    Yo me pregunto si no se pueden pedir responsabilidades a los famosos por prestar su imagen a determinados pufos. No sé, como si un famoso economista presta su imagen para anunciar un producto financiero y este se va al garete: él ya ha cobrado, pero los que se fiaron de él se arruinan.
    No era publicidad, pero causa estupor ver los músicos famosos que protagonizaban las campañas contra la droga que se hicieron tan habituales en los 80. Sería un buen ejemplo de famosos que salieron ranas o que directamente se eligieron mal. Creo que no es necesario explicar el porqué.

    Un abrazo.

    Llorente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Llorente, nunca se sabe por dónde puede saltar la liebre o el famoso. Recuerda aquella foto de Julio Alberto con Maradona, cuando sólo se conocían su perfil deportivo, en un partido contra la droga, y con el "no a la droga" en su camiseta.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Carlos: muy ilustrativo y me hace comparar a Chicote (por muchas estrellas michelín que tenga)con la cocina cutre y sucia. Vamos! que no se si me acercaría a uno de sus restaurantes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, Cristina. Cuando cobre la extra me acercaré por Chicote y te cuento ;)

      Eliminar
  3. Muy ciertos los puntos 2 y 3. Del 3 un ejemplo de desprestigio mutuo para mí es el espeluznante anuncio de Loles León del sofrito de Gallina Blanca, en el que el sofrito quedó como un producto cutre de marujas y Loles como una actriz venida a menos que necesita hacer cualquier cosa para comer. Recordemos también como ejemplo de este punto a la ya desvencijada Conchita Velasco anunciando las compresas para pérdidas de orina.

    Un saludo. Interesantísimo el blog. La publicidad me parece un reflejo de la realidad cuyo estudio detallado merece la pena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Señor Neri, un placer leer habitualmente su blog, y más placer aún leerle por aquí.
      Gracias por su comentario y confío en que sigamos leyéndonos mutuamente.
      Un saludo.

      Eliminar
  4. Y tanto!!! Acuérdate de Iker Casillas con Groupama que eclipsó tanto la marca que ya no existe y ha vuelto Plus Ultra...

    ResponderEliminar