jueves, 7 de febrero de 2013

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El marketing de farola

Ya vimos en esta entrada anterior cómo la gente se busca la vida como puede, y eso incluye darse a conocer en todos los soportes posibles. En paradas de autobús, semáforos y farolas tenemos infinitos anuncios por palabras. Es curioso estudiar su evolución, y cómo han influido algunos factores como la inmigración.

Ya desde pequeños descubrimos el poder de atracción que tienen los soportes verticales a la hora de transmitir información. La cosa comenzó cuando con nuestra navaja suiza, herencia generacional de hermanos, dibujábamos en la corteza de un sacrificado abedul un corazón con nuestra inicial y la de, por entonces, nuestro amor platónico.
Una vez comprobada esa atracción, años después nos planteamos utilizarlos para encontrar trabajo, ofrecernos para dar clases de guitarra española, o alquilar apartamentos luminosos y de doble acristalamiento, eufemismo de pisos interiores y ruidosos.


Los orígenes se remontan a un sencillo cartel pegado con celo, donde se incluía lo ofertado y un teléfono de contacto. Más tarde surgió alguien más astuto, que pensó que si ponía unas tiras con el número de teléfono, evitaría posibles fugas de clientes al no necesitar estos de papel ni bolígrafo con los que recordar el teléfono. Y más tarde alguien, aún más astuto si cabe, harto de encontrarse papelitos en los bolsillos con números de teléfono que no sabía a quién ni a qué correspondían, decidió incluir en la tira de papel no sólo el número sino también qué era lo ofertado.

Tras todas estas mejoras en el modo de calar en la mente del consumidor, llegó el tema de las nacionalidades, como vemos en la foto. ¿Por qué se indica la procedencia? Yo entiendo que es un aspecto muy importante que un profesor de inglés diga si es de Caños de Meca o de Ohio, pero ¿para tareas como planchar, limpiar o fregar?

A mí sólo se me ocurren dos cosas respecto a este cartel: O las señoras rumanas son unas virtuosas de la limpieza e indicar su lugar de origen supone un plus, o la mujer del cartel está harta de que la llamen buscando su ayuda y al oir su acento extranjero la rechacen. Quizás haya descubierto, a juzgar por el cartel, que si deja clara su nacionalidad ahorra tiempo y papel. Últimamente hasta gente que pide limosna por la calle indica en un trozo de cartón que es española, intentando encontrar en nosotros un ápice de patriotismo que nos anime a hurgarnos el bolsillo. Qué cosas...

9 comentarios:

  1. Anónimo7/2/13 09:50

    Interesante reflexión la de la nacionalidad. A mí se me ocurre también que "español" sea sinónimo de "caro, y no me dejo explotar", con lo que huelga decir lo que significan otras nacionalidades.

    Después de la entrada de la semana pasada, esta me esperaba "La metrosexualidad en la publicidad desde los 90". Espero que lo tengas pendiente para una futura ocasión.

    Un saludo.

    Llorente.

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    1. Efectivamente, también puede ser una forma encubierta de decir "yo cobro más barato que las de aquí".
      No me había planteado nada de la metrosexualidad, pero todo es ponerse. Lo tendré en cuenta, y te pediré consejo.
      Un saludo.

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  2. Buenísimo.

    Yo lo que veo es que muchas ponen "mujer española", pues por razones obvias produce menos rechazo.

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    1. Yo creo que se ha creado un bucle. Primero no hacía falta poner nada, pues era inmigración local, luego pasamos por la época de las filipinas, más tarde llegó la época de América del Sur y Europa del Este, y ahora vuelve la época de la señora nacional como valor seguro.

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    2. Como valor seguro, sí; como sinónimo de un servicio más caro pero mejor hecho y con más seriedad, sin tanto riesgo de robos y de negligencias, y sin que te estén pidiendo "cosas que no usas" a todas horas.

      Y además el dinero que das se queda en España y lo gastan españoles.

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  3. Yo preferiría que en lugar de española o rumana, los anuncios distinguiesen que se trata de una persona "limpia y honrá". Me interesa mucho el post metroxesual.

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    1. Cristina, en muchos lo pone bajo el título de "persona seria y responsable". Otra cosa es que sea verdad, como el nivel de inglés.

      Le daremos una vuelta a la metrosexualidad entonces.

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  4. Anónimo1/3/13 22:40

    Conforme con todo lo apuntado. Pero a mí me interesa mucho ése al que tú llamas "astuto" que pensó en lo de incluir el mensajito y teléfono repetido en tiritas "arrancables". Siempre que veo un anuncio de estos pegado en la farola pienso en qué idea más formidable en términos publicitarios: un mismo soporte (el papelajo pegado con celo) te supone N impactos, donde N es inversamente proporcional al tamaño de la letra.

    Dicho lo cual, y sin restar un ápice del mérito que tiene el inventor, cierto es que hoy día es mejorable, muy mejorable. Todavía no he visto una tirita de esas en la que, en vez del teléfono, aporten una dirección web donde poder ampliar toda la información que sea necesaria, con fotos, comentarios, experiencias de otros usuarios...

    ¿Te has planteado incrementar la audiencia de este magnífico blog con cartelitos así en las farolas? Mientras lo piensas, y si me lo permites, seguiré retuiteando tus avisos, ja, ja, ja.

    RP

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    1. R.P. Lo de incluir la web no sé, pero es verdad que cada vez se ven más códigos QR, que como un código de barras, con cualquier smart Phone, escaneándolos, accedemos a todo tipo de información.
      Gracias por esos retweets!

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