jueves, 28 de marzo de 2013

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¿Dejamos propina?

¿Cuál es la razón de dejar propina? ¿Lo hacemos para gratificar a los demás o para que no nos tachen de rácanos? Dejar propina puede cubrir desde un pago por un servicio bien prestado que complemente un salario bajo, a esa hidalguía hispana que nos libre de que nos señalen como avaros por muy mal que nos hayan atendido.

Hay países en los que esta costumbre tiene toda la razón de ser. Los camareros tienen un sueldo mínimo que se complementa con propinas elevadas, lo que crea la cadena de buen servicio=satisfacción del cliente=recompensa al trabajador=satisfacción de este, y la rueda vuelve a empezar.
La  paradoja se presenta cuando nos atienden de manera nefasta y aún así, dejamos propina. Quizás no sea una gran cantidad, pero esas monedas sobre el plato de plástico en imitación madera lavan nuestra imagen. Aunque el servicio haya sido penoso. No nos tachen de lo que no somos.

¿Dónde está establecido quién debe recibirlas y quién no? Pasamos por un bar de carretera, al que nunca volveremos, donde el servicio es aún más rancio que su tortilla de patata y dejamos propina. Compramos todos los días el periódico en el quiosco de la esquina de casa, donde charlamos con el empleado del mismo, quien nos fía el diario si no llevamos monedas, y únicamente le damos la cantidad exacta que figura impresa.
Bajamos a la carnicería, donde trabaja nuestro vecino, quien nos dice qué solomillos merecen la pena y cuáles hay que dejar pasar, y le entregamos con precisión la cifra marcada en los dígitos luminosos de la báscula. Subimos a un taxi, donde el conductor se ha limitado a llevarnos a nuestro destino sin cruzar una palabra amable, y aparte del servicio, entregamos propina. ¿Estamos equivocando los destinatarios de nuestro dinero?  La propina en España ¿es más una cuestión de costumbre que de servicio?

Personalmente, creo que es una recompensa a un trabajo bien hecho que, además, ha superado las expectativas. Al igual que lo es un bonus en una empresa. Pero mientras nos basemos en entregarla no a quien la merece sino a quien la recibe habitualmente, estaremos desmotivando a unos y afianzando la política del mal servicio en los otros. 

6 comentarios:

  1. Uf! Esta nueva reflexión se asemeja mucho a las concesiones de bonus en algunas empresas.
    Muy buen post. Te mereces una recompensa en forma de "smile", pero grande.

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  2. Totalmente de acuerdo con lo de los bonus. Las gratificaciones circulan muchas veces por manos equivocadas.
    Gracias, Cristina.

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  3. Pues tienes toda la razón. A mí la verdad es que se me hace raro no dejar nada y suelo pasarme. También es verdad que si me han atendido mal no dejo nada.
    Por otro lado, lo de otros paises y sus propinas es un jaleo. Jajaja. En USA te miran mal si dejas menos de un 10%, que a veces es un porrón de dinero. Y encima algunos se pasan de plastas y "serviciales". Una cosa es estar pendiente y tal y otra ser un cansino.
    En fin, hubo un par de veces que el servicio ha sido tan detestable, tanto en USA como aquí, que no es que no dejara, es que dejé 1 céntimo. O un centavo. Pajoder.

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    1. El punto medio entre ser desagrables y serviciales no es tan difícil de alcanzar. Lo de USA me parece el mejor sistema, que obliga al camarero a no relajarse. Que no nos emgañemos, aquí todos trabajamos por dinero. Y si el servicio es malo, pues como has hecho tú.
      Gracias

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  4. A ver, dilema: tu post me ha parecido magnífico como siempre, por lo no ha superado pero sí cumplido mis ya alta expectativas. Ergo, no hay propina. ¿Significa ello algún menosprecio o queja? Nooooo, al contrario. Así que, amiguete, luego te invito a un café.

    Abrazo,

    RPA

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    1. RPA, la propina se entrega de muchas maneras. En el caso concreto de los blogs suele venir en forma de comentario, sea positivo o negativo. De todos ellos se aprende algo. No obstante, el café no lo desprecio.

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