Una de las reglas de oro de la publicidad es la de transmitir credibilidad a través de los anuncios, y para ello hay que recurrir a estereotipos que resulten fiables. No tendrá el mismo resultado que nos anuncie un libro de mecánica de motos Ángel Nieto a que lo haga la ahora vapuleada Isabel Pantoja.
Particularmente, siempre me ha parecido curiosa esa búsqueda del plus de credibilidad empleando voces extranjeras para potenciar determinados productos, especialmente los de comida. Parece ser que los raviolis no tienen el mismo atractivo si los presenta un vallisoletano, en un perfecto castellano, a que lo haga alguien con acento napolitano, aunque luego sea de Villatobas o de Hornillos de Eresma. Y no digamos ya si los anuncia una italiana en toda regla, como hizo en su día Sofía Loren.
Particularmente, siempre me ha parecido curiosa esa búsqueda del plus de credibilidad empleando voces extranjeras para potenciar determinados productos, especialmente los de comida. Parece ser que los raviolis no tienen el mismo atractivo si los presenta un vallisoletano, en un perfecto castellano, a que lo haga alguien con acento napolitano, aunque luego sea de Villatobas o de Hornillos de Eresma. Y no digamos ya si los anuncia una italiana en toda regla, como hizo en su día Sofía Loren.