jueves, 2 de mayo de 2013

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El nombre de los restaurantes

Poco a poco se van perdiendo las costumbres y cambiando las modas. Una de ellas era la de llamar a los restaurantes con un nombre rimbombante, largo, y de varias palabras. Que denotase poderío y buen hacer.

Lejos quedaron aquellos días de Casa Pepe, Casa Juan, Casa Paco y demás. Poco a poco fueron cayendo en el olvido. Aquellos cuartos de baño, con una cuerda de esparto a modo de tirador de la cadena y un bote de Mistol recortado haciendo las veces de cubilete para la escobilla dejaron paso a elegantes puertas de madera y brillantes sanitarios de donde las moscas huían dando la batalla por perdida. 

Llegó la hora de acondicionar el patio trasero, que hasta entonces había sido tendedero de blancos lienzos con eternos cercos de vino, campo de juegos de perros y gatos sin collar ni microchip y garaje improvisado de triciclos y bicicletas. Todo fue sustituido por atractiva piedra de pizarra, un carro de arrastre en madera de pino y roble, tinajas de barro de 50 litros y todo tipo de aperos de labranza de principios del siglo pasado. Y se llegó a la conclusión de que toda esa exclusividad no podía convivir con términos tan comunes como Casa Manolo o Restaurante El Cruce.


Así que en ese momento arrancó el baile de figones, tahonas, pallozas, hórreos, molinos, desvanes y demás lugares de esencia rústica. Lo que hasta hace unos meses era el bar de carretera La Pausa cambiaba el cartel de Coca Cola de la entrada por una armadura y pasaba a llamarse Castillo de los Normandos. Casa Antonio cambió los fluorescentes por luces íntimas y desde entonces se conoce como El Figón del abuelo Antonio. Lo mismo ocurrió con lo que ahora puede ser La Antigua Tahona, La Parrilla del señor Alcalde, La Lonja del viejo pescador, La vieja Taberna del Puerto, La Lumbre del Cacique, El Desván del Inglés y tantos otros.

El caso es que esta tendencia parece caer en desuso y ahora da la impresión de que se emplean términos recortados de los primeros, como La Bodega, El Figón, La Lumbre, Alcalde, La Antigua, Normando, El Desván, etc. A ver lo que dura, para alegría y regocijo de las empresas de rótulos y carteles.

4 comentarios:

  1. En mi zona hay algunos cojonudos: El jardín de la abadía, Los zagales de la abadía, A fuego lento, El rincón del labrador, Otras luces, La posada de las misas, etc...

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    1. Dentro de unos años volvemos a hablar, que las modas no perdonan, y es posible que "El rincón del labrador" lo hayan comprado unos modernetes, quiten todos los muebles, pongan sushi y se llame Akiro.

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  2. Anónimo4/5/13 20:57

    No es una moda, pero muchos bares de nombre "Pelayo" o "Braulio" se han transformado en "Tropical" o "Salsa-Latin-Bar". Eso es peor que un simple cambio de nombre, sobre todo para el vecino que lo tiene debajo.

    Un saludo.

    Llorente.

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    1. jajajaja, pues sí. Eso es bastante peor. Habrá que contraatacar con una farmacia en el local de al lado y forrarse a base de vender Gelocatiles y Almax.

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