jueves, 16 de mayo de 2013

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Los clubs de carretera

Si hay un sector que ha sabido posicionarse y ser conocido sin necesidad de invertir en grandes señalizaciones, ese es de los clubs o pubs de carretera. Algo han hecho muy bien para que no haya confusión. Ni siquiera los niños, ajenos a lo que se cuece dentro, hacen mención a parar allí, por mucho que se estén haciendo pis.
Este tipo de locales sabe que, como si fuese el juego de la ruleta de la fortuna, sólo es necesario comprar tres consonantes y una vocal: C, L, B y la U. A partir de ahí, montar un par de fluorescentes rosas y verdes, y a trabajar. Ese rótulo y esa combinación de colores deja claro que  ese no es el sitio indicado para parar a estirar las piernas con la mujer y los niños, pues de estirar las piernas ya se encargan las chicas que hay dentro.


Es curioso como cada zona tiene sus códigos de colores. Una combinación de neones azules, verdes y rosas en una carretera española es un puti club. Por contra, esos mismos colores los trasladamos a la ciudad y ya tenemos montada la base para un restaurante ambientado en los años 50 americanos, tan de moda ahora, como pueden ser los de la cadena Peggy Sue, Mels, etc. donde degustar unos aros de cebolla y hamburguesas de tres pisos. Paradojas de los colores.

Reconozco sin rubor que nunca he entrado en un club de carretera, pero siempre me he preguntado cómo serán por dentro. ¿Tienen cafetera, cocina y un mostrador al uso? Y, sobre todo, siempre he tenido la duda de cómo lidiarán con aquellas señoras escocesas, en visita por España, que no han sabido interpretar el ibérico código de colores y piden confiadas a la camarera un zumo de naranja y una media tostada con mantequilla, mientras comentan lo calurosas que son las chicas en nuestro país en pleno mes de noviembre. O cómo harán entender a ese matrimonio canadiense, agotado tras una larga jornada de conducción en su coche de alquiler, ansioso por tumbarse en una cama a descansar, que camas hay, pero descanso poco.

Difícil situación y complicada salida donde, tirando de refranero, los más recatados se irán por lo de "Agua que no has de beber, déjala correr", mientras que los más lanzados podrán recurrir al "donde fueres, haz lo que vieres".

2 comentarios:

  1. Buenísimo. Me he acordado que hace 3 años preparé, por motivos de trabajo, cierta disposición administrativa íntimamente relacionada con los luminosos de los puticlubs de carretera. Me hizo mucha gracia, la verdad, participar en semejante historia.

    Tenga en cuenta que este sector no necesita anunciarse. Bastaría cualquier burdo reclamo para que quien necesita estos servicios los encuentra. El sector y su clientela están históricamente muy acostumbrados a la clandestinidad o, cuando menos, a la discreción.

    Además, aunque no hubiera fluorescentes, algo escama en esas naves horribles, todas iguales, con los aparcamientos abarrotados. Como para pararse con la mujer.

    Yo tampoco he entrado jamás. Lo que sí recuerdo perfectamente es que hace años en uno de estos locales de la carretera Valladolid-Palencia, en vez de "Club", en los luminosos ponía, tal cual, "casa de putas". Lo juro.

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  2. Interesante esa disposición. Son esas pequeñas cosas que alegran el trabajo diario.

    Imagino que cuando alguien quiere algo, cualquier burdo reclamo sirve para encontrar estos servicios. Será como lo de las hogueras encendidas en los poblados gitanos, que sirven para identificar en qué casas se vende droga.

    Lo de "casa de putas" es lo correcto. Con menos eufemismos nos iría mucho mejor.

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