jueves, 9 de mayo de 2013

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Museos del Jamón y Paraísos del Café.

Gran verdad es la del refrán "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". Basta que alguien presuma de algo para que nos inspire cierta desconfianza y que, habitualmente y por desgracia, el tiempo nos acabe por dar la razón.

Un ejemplo claro, y siguiendo con esta etapa gastronómica del blog, la encontramos en aquellos sitios que en su nombre presumen de algo y que, finalmente, suele alejarse bastante de lo esperado. De nuevo caemos en eso tan peligroso que es exagerar algo, aumentando las expectativas del consumidor, quien cuando se encuentra con la realidad, inferior a lo esperado, sufre la decepción.


Y aquí es donde entran esos establecimientos, ubicados por toda España y que prometen el oro y el moro bajo nombres como El Rey de los Quesos, El Museo del Jamón, La Casa de las Paellas, El Palacio de las Tortillas, El Paraíso del Café y tantos otros. Estos establecimientos tienen que ser conscientes de que los consumidores ya nos hemos habituado a que si queremos comer un buen jamón, una rica paella o conocer el aroma del mejor café, el último lugar al que acudiremos será a cualquiera que guarde relación con los nombres anteriores, o de catadura similar. Por regla general, el bar que tiene el mejor jamón no tiene en su rótulo ningún dibujo de una pata de cerdo ni hace la más mínima alusión al nunca suficientemente valorado porcino. La mejor tortilla la hará un bar llamado, por ejemplo, Airiños de Galicia, donde no hay ninguna referencia a huevos, gallinas o patatas, pero en cuanto asomemos por la puerta veremos sobre los fuegos cuatro sartenes humeantes, cuyo aceite pide matrimonio a una legión de patatas, huevos y cebollas.

Y es que siempre causa mejor efecto ver cinco platos de jamón en las mesas de los clientes que doscientas patas de cerdo colgadas del techo, esperando su momento. Eternamente.

10 comentarios:

  1. Anónimo9/5/13 11:05

    A mí me llama la atención el uso indiscriminado de la palabra "museo". Ya hay museos para todo, hasta del recambio del automóvil. Dado que en los museos de verdad se puede mirar pero no tocar, y mucho menos llevarte algo, a mí lo que me transmiten esos nombres es que son lugares tan caros que sólo puedes mirar, no consumir.

    Un saludo.

    Llorente.

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    1. Coincido en que se hace un uso indiscriminado de la palabra.
      Lo de museo suena a exclusivo, luego caro.
      Un saludo.

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  2. Una reflexión que me gustaría que abordara en un post es la importancia que tiene a veces para prestigiar un producto o un servicio inflar su precio artificialmente. Por ejemplo, si dices que haces la mejor paella y cobras 30 euros por paella seguro que va a haber gente que acuda atraída por tu supuesto caché. Hay cierto sector de la población (no necesariamente los más ricos)que se sienten muy atraídos por los precios elevados como forma clasista de diferenciarse, de presumir o de acceder a un buen producto (en teoría) y esto lo saben bien muchos comerciantes muy espabilados.

    Un ejemplo claro es la marca "Tierra de sabor" de mi Región, patrocinada por la Administración autonómica, y cuyos productos agroalimentarios van claramente dirigidos a un sector de clase media alta, pero que saben que se va a vender de sobra, y a veces no son mejores que otros artículos similares.

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    1. Me llama la atención eso que los que más se sienten atraídos por por los precios elevados no suelen ser los más ricos, y estoy de acuerdo. Agradezco su idea del inflado de los precios, pues cierto es que es una técnica más en el posicionamiento de un producto, y muy rentable si se hace correctamente.

      Por otro lado, echando un vistazo a la web de "tierra de sabor", me hace gracia la pasión de las áreas de turismo de los gobiernos autonómicos por la palabra "descubre": descubre tierra de sabor, descubre y juega con Andalucía, isla de La Palma: ¡descúbrela!, etc. etc.
      Un saludo.

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  3. Uf! dos post-it de retraso. Muy curioso lo de los nombres de restaurantes y la afición por poner nombres rimbombantes. ¿Qué fue de los merenderos?

    Desde que inventaron la "boutique del pan" y la "boutique del seguro", vivo sin vivir en mi.

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    1. Sí, curioso eso de trasladar el término boutique a cualquier tipo de establecimiento. El caso es que si se mira en el diccionario de la RAE, en su segunda acepción figura "tienda de productos selectos", por lo que incorrecto no es. Otra cosa es si tiene tirón.
      Un saludo

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  4. Gran reflexión Carlos, sobrevender siempre es contraproducente, en publicidad y en cualquier ámbito de la vida.

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    1. Yo pienso que sí, pero hay gente que lo ve de otra forma, y ellos tienen negocios y yo no, así que algo falla ;)
      Gracias.

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  5. Ende luego, como seis... ¿y esos maravillosos bocadillos de jamón con esa loncha que ya quisieran algunas radiografias ser tan transparentes?

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    1. El día que apliquen la inversa, jamón del grosor del pan y pan del tamaño del jamón, la cadena entera se viene abajo.

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