jueves, 27 de junio de 2013

10

Tabaco: ¿en paquete o en cartón?

Teniendo en cuenta que un paquete de tabaco cuesta lo mismo comprándolo suelto o en cartón... ¿por qué no animarse por este último y quitarse la visita diaria al estanco durante una temporada?

Cierto es que el tabaco cuesta lo que cuesta, y que no es lo mismo soltar un billete de cincuenta por un cartón que cinco euros  por un paquete de cigarrillos. Pero, sabiendo que el que fuma un paquete diario sabe que lo va a hacer durante algún tiempo ¿por qué no comprar cartones y evitar el constante peregrinaje a la expendeduría? De ese modo se solucionaría la angustia de quedarse sin tabaco y tener que bajar a las dos de la mañana a la tienda de los chinos o a la gasolinera, exponiéndose a peligros desconocidos, a sumar a los de arterias y bronquios. O teniendo que pagar un precio más alto al verse obligado a comprarlo en la máquina del bar.

jueves, 20 de junio de 2013

6

Autobús, metro y ventanas rotas

Si uno tiene una posición económica elevada y puede permitirse pagar las altas tarifas del metro, autobús o tren de cercanías, verá que las instalaciones son verdaderas obras de ingeniería en contra del vandalismo. Está estudiado para que incluso los más salvajes se aburran.

En 1969 se llevó a cabo un proyecto en EE.UU. llamado ventanas rotas donde se hizo lo siguiente: se dejaron en la calle dos coches de la misma marca, modelo y color. Uno en el Bronx, zona pobre de Nueva York, y otro en Palo Alto, California, zona residencial y de pasta. El coche del Bronx fue rápidamente desguazado y no quedó ni el cenicero. El coche de Palo Alto se mantuvo intacto. Continuando con el experimento, se rompió un cristal del coche de Palo Alto. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx. Es decir, que al final todos somos iguales y lo único que hace falta es que nos toquen un poco las palmas, al estilo californiano.

jueves, 13 de junio de 2013

4

Los gorrillas de los aparcamientos

Si hay algo que incomoda a cualquier conductor es tener que buscar un hueco donde aparcar. Pero aún incomoda más que cuando lo encontramos haya un personaje de mirada amenazante esperando una propina nuestra por el mero hecho de haber dado sombra al alquitrán donde irán nuestras ruedas.

¿Cuáles son los puntos fuertes de los gorrillas? Hay dos. El uniforme y el chantaje. El primero para los guiris y el segundo para los españoles.

1. El uniforme. Todo gorrilla que se precie lleva en su cabeza, como su supuesta profesión indica, una gorra con visera. Estas no suelen ser de publicidad, pues eso quita oficialidad al atuendo. Las otras tres prendas obligatorias son el chaleco reflectante, la riñonera y la vara de avellano, castaño, o similar, con la que señalar el hueco y dirigir la orquesta automovilística. Todo ello crea un conjunto visual-intimidatorio que puede recordar, mínimamente, a un agente de tráfico de una república bananera. Prácticamente, donde nos encontramos. Esto permite que una familia noruega, de vacaciones por Fuengirola, pueda cometer el error de creer que es la autoridad a la que hay que abonar la tasa correspondiente por aparcar.

jueves, 6 de junio de 2013

2

Frases para pedir limosna

Difícil trago aquel en el que, dando todo por perdido, no queda más que sentarse en el duro suelo y entregarse al prójimo suplicando unas monedas. Sin ánimo de frivolizar ante algo tan amargo, si observamos los carteles de aquellos que piden, veremos que hasta para pedir limosna hay que tener maneras.

Una leyenda clásica de los redactores publicitarios cuenta que un invidente pedía limosna acompañado de un cartel donde se leía "soy ciego" y nadie echaba ni una moneda. De repente, alguien paró, escribió sobre el cartón, y pocos minutos después comenzaron a caer monedas sin parar. Ese alguien había dado la vuelta al cartel y había escrito "ha llegado la primavera y yo no puedo verla". Todo un ejemplo de la importancia de las palabras adecuadas.