jueves, 29 de agosto de 2013

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Aceptar la edad y vestirse acorde a ella

Hay determinadas prendas y complementos que tienen una edad para presumir de ellos. Todo aquel, fuera de esos años de gracia, que se los ponga buscando el elixir de juventud, lo único que va a conseguir es el efecto contrario.

Solo hay una cosa peor que unos pantalones pirata en un hombre: unos pantalones pirata en un hombre de sesenta años. Tenemos que ser conscientes de que todo tiene una edad, un momento y un lugar en la vida. Al igual que no vamos con chaqué a hacer la compra por el barrio, que es donde deberíamos de hacerla, cumplidos los treinta y cinco tampoco podemos permitirnos ir por la calle como si fuesemos componentes de los Backstreet Boys en un día de playa, o miembros de una mara latina.

jueves, 22 de agosto de 2013

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El verano en la ciudad

Un año más, las vacaciones van llegando a su fin y las ciudades recuperan su dinámica habitual. Decía D. Francisco Silvela que "Madrid, en verano y sin familia, Baden Baden". Y es que la época estival, para los que, por gusto u obligación, pasamos julio y agosto en la ciudad, es el momento de la reconciliación con el alquitrán, el transporte público y los edificios de veinte alturas.

Semáforos en lontananza que sólo veremos en rojo una vez; aparcamientos gratuitos a menos de diez metros de nuestro destino; camareros que desmontan cafeteras y limpian relojes de pared con parsimonia; vendedores de prensa preparando, alegres, la venidera y próspera temporada de fascículos; autobuses circulando pausadamente donde se sientan en perfecta armonía ancianos, embarazadas y jóvenes de veinte años; señales de ceda el paso que se respetan e, incluso, rotondas donde  por unas semanas existe algo parecido a la preferencia.

miércoles, 14 de agosto de 2013

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Este verano se lleva el naranja

Cada temporada hay una novedad en las costumbres de la vestimenta. La primavera pasada "se llevaba" el mandarina, este verano se llevan los tonos flúor...¿quién es el responsable de esta locura de nombres y usos y quién decide cuándo deben ir al cajón del olvido?

Se dice que la moda es el gusto de los que no tienen gusto y yo comienzo a estar plenamente de acuerdo con ello. En cierto modo es normal que cada lustro o década desaparezcan determinadas costumbres, como llevar sombrero, pantalones de pata de elefante, cuellos de camisas que llegan hasta el hombro, cazadoras vaqueras con borrego, hombreras de futbolista americano o chaquetas de pana, seña de identidad de todo socialista que se preciase en los años de la transición. Eso se puede llamar cambio de tendencias, evolución de costumbres, desarrollo estético, etc. y tiene su cierta lógica y razonamiento.

jueves, 8 de agosto de 2013

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Idolatrando a los guiris

Los españoles siempre hemos tenido fama de hospitalarios y eso nos honra. Pero de ahí a convertirnos en los camareros de Europa y perder el culo por cualquiera que venga de fuera debería de haber un gran paso.

La condición de extranjero es algo que en cualquier país es una barrera lógica que hay que superar. Los japoneses dicen "si quieres a tu hijo, hazle viajar". Esa capacidad de adaptación que adquirimos cuando conocemos otras culturas se convertirá en una aliada de nuestras habilidades sociales. Menos en España.

Aquí, lejos de adaptarse, si se quiere triunfar, lo que hay que hacer es inadaptarse. Alguien que venga, se acople a nuestro sistema, aprenda bien el castellano y se integre como cualquier ciudadano nacional, habrá perdido su condición de ser superior y sobrenatural. Ya es un igual y no merece nuestro respeto. Pero si mantiene sus costumbres nativas, se comporta igual que en su país, cultiva sus horarios, nos habla en su idioma y nos trata como indígenas a los que colonizar, ya tenemos capataz que nos indique cuándo recoger el algodón.

jueves, 1 de agosto de 2013

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Las juntas de vecinos

Meterse a comprar una vivienda tiene una serie de incovenientes económicos que ya todos conocemos. Pero nadie nos avisa de lo que será el infierno en vida: las juntas de vecinos.

Las juntas de propietarios sólo tienen un punto positivo: sirven para conocer los peligros que se encierran en nuestro portal. El pacífico vecino del quinto, informático en una caja de ahorros y aficionado a la filatelia, se transformará en un Charles Manson cualquiera cuando se le informe de que no puede instalar una antena parabólica por la prohibición de la alteración de fachadas. La agradable viuda del octavo, profesora de piano, quien tan amablemente recepcionaba los paquetes de Seur y Buyvip de los vecinos, se volverá una máquina de matar cuando descubra que una estúpida normativa municipal le impide techar su terraza. Y la atractiva y risueña opositora del segundo no dudará en asesinar al presidente de la comunidad, una vez descubra la nueva derrama producida por los delirios de grandeza de sus vecinos, quienes votan por mayoría a favor de instalar mármol en las escaleras del portal.