jueves, 1 de agosto de 2013

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Las juntas de vecinos

Meterse a comprar una vivienda tiene una serie de incovenientes económicos que ya todos conocemos. Pero nadie nos avisa de lo que será el infierno en vida: las juntas de vecinos.

Las juntas de propietarios sólo tienen un punto positivo: sirven para conocer los peligros que se encierran en nuestro portal. El pacífico vecino del quinto, informático en una caja de ahorros y aficionado a la filatelia, se transformará en un Charles Manson cualquiera cuando se le informe de que no puede instalar una antena parabólica por la prohibición de la alteración de fachadas. La agradable viuda del octavo, profesora de piano, quien tan amablemente recepcionaba los paquetes de Seur y Buyvip de los vecinos, se volverá una máquina de matar cuando descubra que una estúpida normativa municipal le impide techar su terraza. Y la atractiva y risueña opositora del segundo no dudará en asesinar al presidente de la comunidad, una vez descubra la nueva derrama producida por los delirios de grandeza de sus vecinos, quienes votan por mayoría a favor de instalar mármol en las escaleras del portal.

Envidia, ira, soberbia, avaricia... pecados capitales que se desatan sin pudor alguno entre recibos pendientes, presupuestos no aceptados, ropa secuestrada de las cuerdas de tender, problemas de hiperaudición de unos, sordera de otros, colillas en los rellanos, puertas de ascensor abiertas y goteras compartidas de las que ningún seguro se hará cargo.

Y es que al igual que en la entrada de los campos de concentración alemanes había un cartel donde se leía "el trabajo os hará libres", en la sala de las juntas de vecinos debería de haber otro que rezase "de qué se trata, que me opongo".

6 comentarios:

  1. Anónimo1/8/13 18:55

    De los que se traen a los niños -los más- a la reunión en el rellano y no hay 00 a enterarse de qué estamos hablando porque ni los niños saben comportarse, ni los padres se dan cuenta -por tener el oido acostumbrado- de que están rondando los 150 dB con sus infantiles cuerdas vocales.
    Pa gasearlos a todos...

    Rubén - rugonto

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    1. Rubén, llevar a un niño a una junta de vecinos es como meterle en un burdel. Los menores tienen toda la vida por delante para perder la inocencia, no acabemos con ella tan temprano, ni dejemos que descubran lo que son capaces de hacer sus padres por una antena parabólica.

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  2. Las juntas de vecinos son un microcosmos que plasma los grandes defectos de los españoles y un buen ejemplo de reunión ineficaz y delirante. Hay una desproporción insultante en el tiempo de las intervenciones, se mezcla lo importante con lo anecdótico, hay piques absurdos, se modera fatal, se nota mucho quién se aburre en la vida, los que van siempre es para conseguir que el contrato de mantenimiento del ascensor o de limpieza del portal se lo lleve su primo, el administrador de fincas es un jeta que lleva veinte comunidades y no da ni palo...

    Yo jamás asisto salvo que vea en el orden del día algún tema que me interese muchísimo o me pueda suponer un desembolso importante con el que no esté de acuerdo. Ir a estas cosas me parece una vulgaridad y una pérdida de tiempo.

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    1. Al Neri, pluma certera donde las haya. Lo de los administradores de fincas da para una sola entrada. La última frase de su comentario es una sentencia.

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  3. Anónimo2/8/13 17:50

    Una junta de vecinos podría usarse como ejemplo para defender la peor de las tiranías frente a la democracia directa.

    Por otra parte, me llama la atención cómo usas la expresión "miradas de refilón" para referirte a cosas que son "hachazos en toda la cabeza". Me alegra ver que el blog no sólo se mantiene, sino que evoluciona.

    Un saludo.

    Llorente.

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    1. Muy bueno, Llorente. En espera de que arranques un blog.
      Gracias por el comentario ;)

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