jueves, 14 de noviembre de 2013

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Vestir a los perros

Pocos placeres hay en la vida como disfrutar de la compañía de un perro. Nos enseña a pasear y nos demuestra eternamente lo que es el amor incondicional. ¿Por qué algunos desagradecidos se lo pagan humillándoles con atuendos ridículos?

Un perro es un perro. Y nada más hermoso que verlo correr tal cual vino al mundo, con sus manchas de barro, sus babas, sus cicatrices de guerra, e incluso con el extraño olor en su pelo tras un paseo bajo la lluvia. No necesita complementos. En su bondad está la elegancia y el atractivo.

¿Por qué someterles a unas seudo gabardinas, impermeables de cuadros escoceses, chalecos de punto o incluso sombreros? Yo no dudo de que sus amos los quieran con locura, pero no son conscientes de la humillación a la que son sometidos los canes. Si por la calle nos encontramos con una estampa similar, veremos como los Tobys, Atilas, Brutus y Willows agachan la cabeza, avergonzados, retirándonos la mirada.

Los perros que juegan en el parque, los que ladran por la calle, los que mueven el rabo, los que intentan desprenderse de su bozal, los que buscan novia para un rato, capaces de triunfar sin siquiera invitar a una copa a su efímera pareja, los que vemos seguros de sí mismos, son perros desnudos. Los que no pisan el suelo, siempre en brazos de alguien, los que llevan trencitas, lazos de colores, moños en la cabeza, gabardinas y jerseys de punto son el ejemplo de la resignación llevada al mundo canino. En sus pupilas y lacrimales se refleja la vejación a la que son sometidos.

Queda mucho por avanzar en lo que se refiere a las leyes contra el maltrato animal y esto algún día tendrá pena de cárcel. Mientras tanto, respetemos su naturaleza. Porque, por supuesto, él nunca lo haría.


5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. He tenido perros durante 20 años y nunca se me ha ocurrido ponerles ningún tipo de prenda de ropa.

    Esta sociedad enferma ha caído en el gilipollismo de atribuir a los animales la misma dignidad que a las personas y pienso que los perros con ropa son una pequeña manifestación de ese desorden. A los animales hay que cuidarlos y quererlos, sí. Pero no es lo mismo un animal que una persona...

    Por otro lado, algunos deberían saber que el pelo y la piel de los perros les protege del frío en invierno y del calor en verano. Vamos, que no necesitan abrigo.

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  3. Estos días de lluvia estoy viendo más perros protegidos con atuendos de distinto tipo. Aunque a priori parece práctico, hablo sólo del caso de lluvia, nunca he pensado en utilizarlo por lo que dices tú, ¡pobre perro! Además, a la mía le da un gustirrinín cuando la secas luego con la toalla que, pobrecita, merece la pena que se moje para luego secarla. Al final resulta que a los canes ya les ha dado la naturaleza suficiente protección y que el agua de lluvia sobre el lomo de un perro molesta más a su dueño que al propio animal.

    Un saludo.

    Llorente.

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  4. J y Llorente: como decís, la naturaleza ya ha sido lo suficientemente sabia como para dotar a los animales de aquello que necesitan, y efectivamente, yo también lo veo como una manifestación del desorden de sus amos, o algun etraño trauma insatisfecho.

    Nagore: encantado de tenerte por aquí. La longitud y sentimiento de tu comentario demuestra la importancia que tienen para ti los perros, lo que es de agradecer. Un hueso muy grande de mi parte para Bartolo ;)

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  5. Lo que yo he oído a varias personas que tienen perro (a mí no me entusiasman) es que si coge frío en el vientre en invierno, luego se producen una serie de trastornos gastrointestinales con consecuencias que no desgranaré aquí. Y por eso les ponen jerseys y otras prendas efectivamente ridículas, aunque a veces no más ridículas que los perros de ciertas razas pequeñas.

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