jueves, 11 de diciembre de 2014

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No vine aquí a hacer amigos

Todos hemos tenido alguna vez que sufrir a ese compañero de trabajo que actúa como si entre sus obligaciones estuviesen amargar el día a los demás y esconder cualquier atisbo de amabilidad. En ocasiones, este tipo de sujetos justifica su actitud sentenciando contundentemente: “no estoy aquí para hacer amigos”.

Reflexionando acerca de tal aserción, no puedo más que concluir que se trata de una soberana estupidez. Al fin y al cabo, ¿a qué sitios va uno exclusivamente a hacer amigos, cuando estos van surgiendo por la vida en las circunstancias más insospechadas? Si haciendo un ejercicio de imaginación, borramos de nuestras vidas a los amigos que nos hemos ido encontrando en los distintos trabajos por los que hemos pasado, veremos que el vacío que dejan es inmenso. Aún más: si eliminamos todas las amistades surgidas en lugares en los que no las buscábamos, veremos que nos quedamos más solos que la una, porque prácticamente a ningún sitio acudimos con esa finalidad. No vamos al colegio ni a la facultad a conocer gente, sino a estudiar. A la mili, los que fuimos, por obligación. A nuestra casa, a residir, no a tener vecinos. Y así con casi todo. De hecho, tampoco la gente suele encontrar a su pareja en circunstancias a las que ha acudido expresamente a buscarla, con la excepción de caravanas de mujeres o empresas de contactos que se dedican a ello. 

Supongo que si a estas personas se les ofrece una oferta millonaria en horario laboral, renunciarán a ella alegando que no han ido allí para hacerse ricos. O cuando en cualquier evento conozcan a la posible mujer de su vida, renunciarán a ella, puesto que no han ido allí a buscar pareja.

Aconsejo al lector, si lo hubiera, que en caso de toparse con uno de estos amargados antisociales, imprima este texto en una cartulina, la enrolle alrededor del palo de la escoba y le sacuda con él en la cabeza al individuo en cuestión.
Llorente

5 comentarios:

  1. Entiendo, Llorente, los argumentos pero esta vez no los comparto. Yo en mi trabajo soy usuario frecuente de esa frase y le voy a explicar por qué.

    Yo al trabajo no acudo a hacer amigos. Pero, ojo, tampoco estoy cerrado a hacerlos, ni tampoco voy a trabajar específicamente para hacer enemigos, faltaría más.

    La frase yo la suelo usar bastante porque en mi entorno laboral (no lo olvide, una Administración) hay personas que consideran que el clima amistoso, el buen rollo y la evitación de discusiones y problemas deben ser prioritarios, muy por encima incluso de todo criterio técnico, profesional o jerárquico.

    La frase la utilizo cuando en el cumplimiento de mis obligaciones sufro algún desencuentro con algún compañero o colaborador. Hay quien se lleva las manos a la cabeza ante una discusión fuerte o incluso quien aconseja ceder posiciones o sacar los polvos de talco para suavizar las cosas. Y entonces es cuando yo digo que "aquí no vengo a hacer amigos" para dar a entender que mi correcto desempeño profesional está muy por encima de mi preocupación por enemistarme con alguien. Luego habría mucho que hablar sobre si la amistad es posible entre jefes y subordinados y, en general, entre personas con fuertes relaciones de dependencia entre sí o con intereses claramente contrapuestos, situaciones que en el entorno laboral no negará usted que se dan en mucha mayor medida que en los otros ambientes que describe.

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  2. Por cierto, su penúltimo párrafo me ha traído a la memoria a los gloriosos voluntarios de la División Azul. Muchos de ellos, debido a sus lesiones y mutilaciones de guerra, causaron derecho a una pensión del Gobierno alemán. Algunos renunciaron a ella airadamente argumentando que "yo no he venido aquí a ganar dinero".

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  3. Estoy más de acuerdo con Al Neri, quien use esa frase no es que vaya buscando hacer enemigos, pero tampoco va buscando hacer amigos. Los amigos surgen. De hecho a mí me rechina mucho cuando hay gente que se empeña en forzar una amistad conmigo, sobre todo cuando no puedo evitar el trato con esa persona pero yo no tengo interés o ganas en que sea mi amiga. Es en esos momentos cuando yo puedo soltar esa frase. Yo no le niego a la gente un trato cordial, pero eso no implica amistad. El problema es que cuando parece que la amistad no es una opción, sino que te la imponen, a mi por ejemplo la situación se me va de las manos y mi trato cordial sufre altibajos. Pero es fruto de la presión. Yo me imagino que habrá gente tan harta de los rollos que se trae la gente en su trabajo, que llega un punto en que él va a trabajar y que le dejen de tonterías. Creo que es muy respetable y no significa que el tío sea un estúpido. Otra cosa que le guste crear mal ambiente.

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  4. Al Neri, Aprendiz: creo que en el fondo estamos de acuerdo. Por supuesto que en un trabajo la profesionalidad debe estar por encima del "colegueo" y que no hay que forzar amistades con quien no nos interesa. No iban por ahí mis tiros, yo apuntaba más al que ya sale de casa con el traje de antipático y se escuda en la famosa frase para justificarse. Y como justificación para ser desagradable, resulta ridícula, a mi entender, porque no es verdad, porque no es ese el motivo. Precisamente es a los que no considero amigos ni quiero que lo sean a los que exijo un trato más respetuoso y no les permito un vacile. Que no quiera ser mi amigo no le da derecho a un compañero a tratarme con desdén.
    Quizás la distintas maneras de enfocarlo surjan también de la diferencia de contextos laborales. Yo, a día de hoy, conservo grandes amigos a los que he conocido trabajando para empresas que ya ni existen. Pero creo que al decir "yo al trabajo no acudo a hacer amigos. Pero, ojo, tampoco estoy cerrado a hacerlos, ni tampoco voy a trabajar específicamente para hacer enemigos, faltaría más", ha hecho Al Neri un resumen de la postura en la que podemos coindir todos.
    Por cierto, espero que no me hagan responsable si alguien les da un escobazo, no estaba en mi ánimo incitar a la violencia.

    Saludos cordiales.

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  5. Anónimo5/6/23 20:36

    Estoy totalmente de acuerdo con vuestros comentarios. Yo no he ido a mi trabajo a hacer amigos, mas aún se crean muchas enemistades por pelotas del jefe de turno y trepas que pasan por encima de quien haga falta para conseguir ascender en la empresa, pasando totalmente de los compañeros. Eso si, compañeros, casi todos, por que algunos no llegan ni a eso. Cuando me aparece algún "compañero" hipócrita queriendo hacerse el gracioso, le digo esa frase.... No vine aquí a hacer amigos. Sigue tu camino.

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