Dónde quedó aquel tiempo en el que estudiar una carrera como Derecho, Económicas o cualquier ingeniería era prácticamente un sinónimo de estabilidad y prosperidad. Uno se tiraba cinco años estudiando, buscaba un primer trabajo y ya las madres respiraban tranquilas porque su hijo "se había colocado", en el sentido laboral de la palabra.
Hoy día todo esto no tiene sentido. Ya no depende de estudiar una carrera universitaria, formación profesional o un módulo de automoción o electricidad. Todo va tan rápido que es cuestión de tener la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento justo. Y también de saber reciclarse o reinventarse, término de moda, que básicamente es un eufemismo para decir "búscate la vida o ésta se te merienda".
Siempre ha habido tíos con suerte y visionarios como los que estudiaron informática o idiomas en los 70, técnicos de TV e iluminación que se subieron al carro de las televisiones privadas a finales de los 80, encofradores y albañiles en la Barcelona de las Olimpiadas, o tasadores inmobiliarios en los primeros 2000