jueves, 20 de diciembre de 2012

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Los catálogos de juguetes.

En estos interesantes días de pagas extras y consumismo, uno se pone a ver los catálogos de juguetes de cualquiera de los grandes almacenes y entiende el porqué de la necesidad de llevar a los chavalines a colegios bilingües, preferiblemente en inglés. No hay duda de que éste es fundamental para poder redactar correctamente la carta a los Reyes Magos y, los más modernos, a Papá Noel.

Si echamos la vista atrás unos años, veremos como los regalos más vendidos fueron las muñecas Barriguitas en 1978, el colorido Simón en 1981, la muñeca Chochona en 1984 o Hundir la flota en 1985. Es decir, que empleando un mínimo de castellano, tanto padres como hijos sabían de qué estaban hablando. Ahora el hijo sí sabe de lo que está hablando, pero los padres no han ido a un colegio bilingüe, y comienzan a tener la misma necesidad de aprendizaje que sus vástagos si quieren presentarse en las tiendas de juguetes y que se vea que son gente moderna y cosmopolita. Es la única manera de pedir los regalos sin ruborizarse. Por desgracia, Delibes ha muerto. Es la época no ya de Shakespeare, sino de Jersey Shore.


Y es que uno coge un catálogo de juguetes actual y encuentra las siguientes perlas: las muñecas Bratzillas, acompañadas de la lapidaria llamada a la acción "Glam gets wicked", o las también muñecas Monster High Howleen y Clawdeen. Si los duros del cine negro levantasen la cabeza y viesen semejantes aberraciones de formas seudohumanas dejarían de llamar a sus chicas "muñeca" inmediatamente. Otro juguete que hará las delicias de las niñas y trabará la lengua de sus sufridos padres será la cosa llamada Lalaloopsy Silly Hair.
Los chicos no pueden ser menos, que también van a colegio bilingüe. Para ellos tenemos los Transformers Weaponizers, los coches teledirigidos Green Snake o Strike Buggy y el Fire Fighter Watergun. Si el chaval se ha portado de lujo este año, podemos hacer un extra y malcriarlo con el Hotwheels tower power.

Y es que tal y como nos va, es normal. Un juego como el Enredos no tenía futuro. Afortunadamente volvió rebautizado como Twister y no tenía nada que ver. Los de fuera sí que saben divertirse, menuda diferencia de juego. Parece que jugando en inglés hasta se tiene más elasticidad y llegamos a sitios que con el citado y torero Enredos serían impensables. Si las empresas quieren vender, lo suyo es reciclarse. Dejarse de magia Borrás y Barriguitas y transformar esos anticuados nombres en U Erase Magic o Little belly doll.

En resumen, que en estas fechas los buzones van forzando sus bisagras intentando alojar lo que podría parecer un derroche de ilusiones en forma de papel couché grapado, cuando en realidad tenemos en nuestro portal la enciclopedia británica a un precio imbatible.

4 comentarios:

  1. Y a nosotros que nos resultaba raro decir Geyper Man, y sentíamos que abándonábamos la infancia cuando aprendíamos a decir correctamente "Scalextric"... A mí también me chocó mucho lo del Twister cuando lo vi, vaya gilipollez cambiarle el nombre por otro que parece de un helado. Eso sí, el muñeco "Braulio" que podía costar 2.000 pesetas pasa a valer "más de" 50 euros al convertirse en "Bruce". Y es que el internacionalizarse tiene un precio. Aunque sea "made in china".

    Un saludo.

    Llorente.

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    1. Llorente: por mis contenidos mucha gente me tacha de anglófobo, cuando lo que pretendo no es criticar lo sajón, sino nuestro comprtamiento como españoles.
      ¿Cómo se llamarían hoy día los personajes de Barrio Sésamo? Seguro que Espinete sería Needles y Chema el panadero sería Mr. Bready, o algo así.

      Un abrazo.

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  2. Certero y adecuadísimo artículo, además de oportuno, como siempre. Felicidades. Por enredar un poco más… hoy centras el foco en los nombres de los juguetes y cierto es que nos resulta chocante a quienes empezamos a peinar canas o quienes incluso hemos dejado de peinarnos (y no por descuido sino por carencia). Nada personal. Volviendo… esto de los anglicismos, el protagonismo de la lengua inglesa en nuestra sociedad, en nuestra cultura, en nuestro día a día no es ya un esnobismo, es una verdadera invasión y una absoluta vergüenza. Ojalá se quedara en los catálogos de juguetes, al menos nos ponen la fotito y podemos entendernos con el niño/a a base de señalar con el dedo...

    Qué me dices del intangible mundo de inernet, donde se twittea (y hasta se retwittea), con landing pages, banners, searchs o displays, por poner el caso. Ya no cogemos el boli o el lápiz, abrimos el Word, y la calculadora (a la que pronto le pasará como a la máquina de escribir) la sustituimos por Excel, agendamos en Outlook o, los avanzados, trastean en Access. Todo ello en Windows 7, 8 o en Vista los rezagados (anda, Vista, podía haber sido View, qué detalle).

    Hay infinitos ejemplos en todos los ámbitos. Sería interminable. Pero, regresando al mundo infantil, recomiendo a todos echar un vistazo (bastan dos minutos, más tiempo os podría perjudicar) cualquier noche a eso de las nueve y media en Disney Channel (otra vez… podía haber sido Canal Disney ¿no?). Emiten desde hace tiempo, mucho tiempo, series argentinas de niños pijos de allí. La cosa empezó con Patito Feo (los siento, se llamaba así) y ahora van por otra llamada Violetta, pero entre ambas han emitido al menos otras dos series de cuyo nombre no puedo acordarme. En esos dos minutos notaréis algo curioso. Yo lo llamo el spanglish con acento Messi. Consiste en que en todas, todas, todas las conversaciones y canciones, esta gente (chicos argentinos altamente pijos, insisto) cuela palabrería inglesa como si tal. Sintonía de una de estas series: “Nosotras bailamos bien, you know, dance, dance y mucho dance. Lo que pide tu corazón, your heart, your heart, aquí te lo vamos a dar. Las divinas, las divinas, brillan, brillan como stars…” Patético.

    Siento la extensión pero me tocaste la fibra amigo. Sí, lo reconozco, en el fondo sufro una gran frustración: media vida estudiando inglés y no tengo de pajorera idea. Mis niñas, con diez años, cantan y traducen cualquier canción de Rihanna, Katy Perry o One Direction. Envidia pura.

    RP

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    1. RP, como buen padre que eres, sufres en tus carnes todo lo comentado. Pero hay que ser positivos. Como dices, es envidiable eso de que con diez años los niños canten en inglés con mucho más arte del que teníamos nosotros con el "pajaritos a bailar" a edades similares.
      Gracias por tu comentario, que palabra a palabra, creo que es más extenso que mi entrada ;)

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