jueves, 16 de agosto de 2012

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Mariconeras las justas

Por mucho que hablemos de igualdad entre hombres y mujeres, los primeros siempre hemos tenido dos ventajas sobre las segundas: hacer pis de pie y no tener que cargar con un bolso a todas partes. ¿Por qué queremos acabar con estos privilegios?

Pocos placeres hay en la vida como pasear por la calle como el hombre del dibujo que acompaña este texto. Ningún peso a la espalda, ni sobre los hombros. Un modelo para todos y un ejemplo a seguir por aquellos que, por su trabajo, se ven obligados a cargar con peso, que maldita la gracia que les hace, reforzando una escoliosis que puede convertirse en fiel compañera con quien celebrar lustros, bodas de plata y, en el peor de los casos, de oro. Léase carteros, fotógrafos, fontaneros, conductores de autobús o misioneros mormones entre otros muchos.

La cosa ya se puso fea cuando,a finales de los 60, el hombre comenzó a usar una bolsita que el pueblo, sabio, acabó denominando mariconera.
El problema es que en muchas ocasiones esa mariconera ocultaba una herramienta de dura culata y corto cañón capaz de rebatir con rapidez y eficacia la relación entre el nombre adoptado por la bolsa y las tendencias sexuales de su propietario. 
Por aquellos años fue funda de herramienta de uso habitual por comisarios, subcomisarios, empresarios con contactos, afectos al Régimen, militares de paisano, seguidores de Blas Piñar y señores de barrios nobles con Loden y gafas ahumadas. Así que mariconeras, las justas.

Pasaron los años y, afortunadamente, el peligroso hábito de andar con una "pipa" por la calle quedó enterrado. Las costumbres cambiaron, pero el daño ya estaba hecho. Se había aceptado que el hombre portara una bolsa junto a él.
Y nació la riñonera. No hay justificación para cargar con semejante objeto y, menos aún, a dedicarle espacio escrito.
Pasada la tormenta y ubicada donde corresponde la riñonera, junto con sus dueños, llegó otro objeto que está resitiendo mejor de lo esperado el paso de los años. La bandolera. Es una bolsita que, hasta no hace mucho, únicamente llevaban los profesionales mencionados al inicio y que, en función de su tamaño, era portadora de telegramas, facturas y postales, carretes y fotómetros, sopletes y llaves de codo o recaudaciones de amigos del transporte público.
Ahora es prenda de vestir o complemento en la misma medida que lo podría ser una corbata, unos zapatos o una bufanda. 

Si abrimos un bolso de señora comprendemos rápidamente la necesidad de cargar con ese objeto, así que no vamos a entrar en detalles. Pero ¿en el bolso de un hombre?
Un hombre, de momento, sigue llevando pantalones. Eso implica, habitualmente, cuatro bolsillos.
Trasero derecho: Cartera y documentación.
Trasero izquierdo: Teléfono móvil.
Delantero derecho: llaves de casa y vehículo.
Delantero izquierdo: completamente libre. En el caso de ser fumador, tabaco y encendedor. 
Las gafas de sol se llevan puestas, que para eso son.
Es una posible combinación, si bien estas son variadas, y sin necesidad de hablar de los bolsillos de las chaquetas, que permiten multiplicar la carga por dos.
¿Qué más se necesita? ¿Qué hay en esas bolsas? Me alegra poder decir que mis amigos no son habituales de este complemento, lo cual me impide ver su interior, y obliga a mi imaginación a suponer todo aquello que pueda contener.

En resumen, y como dice mi amigo Rubén, autor de la idea de esta entrada, "un hombre que se viste por los pies, todo lo más que se puede colgar es una mochila". Si seguimos así acabaremos sentándonos en la taza para hacer pis. Estemos alerta.

15 comentarios:

  1. En una etapa de mi vida me tocó, por antojo del destino, estar muy cerca de un individuo de esas carácterísticas durante dos años y, por experiencia, me atrevo a decir que si no todos, la mayoría son los típicos que miran todas las ofertas de todos los super y pueden tardar una semana en hacer la compra del mes porque se recorren todas las grandes superficies en busca del Nescafé 2 céntimos más barato, son los que no deben una sola multa de tráfico, de esas de la ORA digo, porque también son los típicos que van pisando huevos por la carretera y nunca se saltan una norma y una ley por absurda que sea.

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    1. Eugenia, en el comentario posterior al tuyo puedes ver las características de un usuario habitual de bolsita, y cómo tratan de justificarlo.
      A ver si encuentras algún parecido con el que tú sufriste esos dos años.
      Besos

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  2. Hola, soy el anónimo del otro día.

    Conforme, a mí tampoco me gustan y es cierto que a un hombre le quedan como a Scariolo un chándal de Bosco, pero confieso que, en ocasiones, las utilizo, y para satisfacer tu curiosidad te voy a describir su contenido.

    Partimos del hecho de que su uso se restringe al verano, ya que, en invierno, cualquier abrigo permite guardar provisiones como para ir a invadir Rusia. Y, en verano, se pueden llevar pantalones más finos, con menos bolsillos y de los que, al albergar un juego de llaves dos días seguidos, se rajan y acabas con el metal golpeando tu pie, y eso si tienes suerte y no pierdes las llaves.

    Pues en esos pantalones, a ver cómo guardas:

    - Un juego de llaves de casa completo, incluyendo trastero, garaje, portal, etc.
    - Otro juego de llaves igual, de la casa de destino.
    - Dos juegos de llaves de sendos coches, pero de los de antes, de los de una llave por cerradura.
    - Una llave 10-11.
    - Las llaves de la moto, en cuya guantera está guardada la llave anterior.
    - Dos carpetas con las documentaciones de sendos vehículos.
    - La cartilla del banco, porque ya que sales de casa pasas y la actualizas.
    - La cartera.
    - El móvil.
    - Dos mandos de garaje.

    Demasiado para dos bolsillos pero escaso para una mochila, en cuyo interior se desordenan todos estos elementos.

    Así, al hacerse inevitable la por otra parte bien llamada mariconera, prefiero pensar que es la heredera del zurrón en el que nuestros antepasados guardaban los lobeznos que robaban de las madrigueras y no relacionarlo con el bolso femenino.

    Un saludo.

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    1. jajajja, cuando firmes con tu nombre o con uno de los 300 alias que empleas, tendrás una respuesta acorde a tu transparencia. Mientras tanto, que sepas que voy a por ti, pues en breve tocará un repaso a los pantacas pirata.
      Muy bueno lo de Scariolo, por cierto.
      Un abrazo, garduño ;)

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  3. Carlos, no me ha quedado muy claro el colectivo que utilizaba mariconera, pues mi padre la usaba y nunca tuvo ninguna de las profesiones mencionadas. Debió pertenecer al colectivo de los modernos. El caso es que ignoro lo que allí albergaba, pero pesar, pesaba un rato. Supongo que fue uno de los motivos por los que la desecharía. Me habría gustado que te explayases en los usuarios de la riñonera, porque yo he conocido a alguno, además de los hamaqueros de la playa, y ¡vaya tela!
    Los bolsos o bandolera, me parecen cómodos, pero ¡claro! aquí somos muy machos, y preferimos eslomar a la mujer pidiendo discretamente que te guarde la cartera en tu maxi bolso para acabar porteando una cartera de 5 cm. de grosor, las llaves de casa, las del coche, el mando del garaje y las de la oficina (por el volumen de estas últimas, parece el despositario de las llaves de oficina de todo un edificio), las gafas de ver para por si acaso, pastillas para el dolor de cabeza por si acaso,móvil (porque ya que me lo guardas, no tengo que llevar carga en el bolsillo)...

    En cuanto a lo de hacer pis de pie, la especie masculina tiene que evolucionar más, al menos en las casas particulares, con lo limpio que resulta sentarse...

    Estoy deseosa de leer el del pantalón pirata. Promete.

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    1. Cristina, a raíz de tu comentario entonces el problema no está en el bolsito sino en todo lo que cargamos. ¿Es necesario llevar tanto trasto?

      Lo de la riñonera no me inspira más que odio. Y que conste que en un hamaquero lo veo totalmente justificado, tampoco hay que ser radicales.

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  4. Sabía que le sacarías buena punta a la sugerencia, son fenómenos sociológicos que pasan desapercibidos a excepción de a los cool hunters que son lo que acaban implantando ciertas modas y que pasados unos años nos hacen ruborizar al aparecer una foto que te obliga a un desagradable flashback.
    He visto por mi zona -soy extremeño- a algún "destripaterrones" o Rednecks en Alabama que se han metrosexualizado, el comienzo fue el bolsito y han terminado con dos cejas y patillita bisturí. Con esa cara que ya no se lleva ni en los frascos de veneno.

    Genial maestro!!

    Rubén

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    1. Gracias, Rubén.
      Me alegro de haber estado a la altura. Tus otras sugerencias no caen en saco roto. ;)

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  5. Capullín, me podría ofender por lo de la bandolera, pero después de conocer tu opinión y la del Macaco sobre el Smart no me da ningún complejo jajaja.

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    1. Jajaja nunca me había fijado en que llevabas bolsito! Todo queda eclipsado por tu chaqueta de Steve McQueen ;)

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  6. ALBERTO AGUILAR30/8/12 20:36

    Yo creo que muchos usamos "el bolsito" o la riñonera por una cuestión práctica, al menos yo. Si el pantalón te está muy justo además de que se clavan las llaves por ejemplo parece que tienes pequeñas jorobas.

    Si te está más grande en vez de bolsillos parece que llevas alforjas porque el pantalón tenderá a caerse por el peso de lo que lleves.

    En fin, una bandolera o bolsito discreto son prácticos y te hacen caminar más comodo en verano, aunque no sea tu complemento preferido como es mi caso.

    Otra cosa es ir desaliñado, con las chanclas, camiseta de tirantes... en fin, con el conjunto "malgusto" completo.

    Esta es mi opinión, pero claro yo no estoy en posesión de la verdad...es como yo percibo y siento lo que me rodea.

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    1. Alberto, un tío como tú, embajador de la noche y el ocio madrileño, tiene que mantener un nivel y apariencia. Tienes que desterrar el bolsito, por mucho que te pese (nunca mejor dicho).

      Para tu primer párrafo la solución es llevar pantalones de tu talla. Y para el segundo, ponerte un cinturón.

      El problema principal que le veo al bolsito, independientemente de otras cosas, es que como te peguen un tirón, lo pierdas o lo dejes olvidado, has perdido absolutamente todo.

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  7. Un post soberbio, Carlos, aunque debo confesar que en verano utilizo una bolsita pequeña de piel a modo de bandolera, especialmente cuando voy de viaje. Mi única excusa para incurrir en semejante atentado contra la masculinidad (que se atenua bastante al haberse puesto tan de moda) es que en la estación calurosa solo se viste una camisa o un polo y un vaquero, y no hay donde meter el móvil, el llavero o la cartera sin que se deforme la caída de la camisa (si es que tiene bolsillo) o vayas con los pantalones abultados como un mangarrián. Considero que el móvil ha contribuido mucho a poner de moda los bolsitos de hombre, aunque existen unas funditas de cuero para el cinturón que, en fin, parecen la funda del revólver de John Wayne.

    Una solución quiero.

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  8. Sr. Neri: a pesar de conocerle poco, hubiese apostado un brazo a que usted jamás sería carne de bolsitas de ningún tipo. Confío en que el decoro prime sobre la practicidad y pueda seguir manteniendo mis brazos en su sitio. Mientras tanto, como solución, sólo se me ocurre cargar con lo imprescindible.

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