jueves, 24 de octubre de 2013

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El valor de una fotografía

Con los teléfonos móviles y camaras digitales hemos ganado en fotografía documental, pero... ¿hemos perdido el valor estético y artístico de la fotografía familiar y de grupo?

Me pongo a ver fotos de abuelos, padres y demás, y las comparo con las que hacemos actualmente y veo una gran diferencia: antes la gente se preparaba para la foto. El calvo se elevaba para que no se viese la coronilla, el bajito se ponía de puntillas, el gordito metía tripa, las señoras se atusaban el cabello y los trajeados ajustaban el nudo de su corbata y el ala del sombrero. Dignidad.

Aquellas imágenes, quizás por su dificultad material, tenían un valor que muchas de las actuales no tienen. Había un respeto por el momento de la captura. Y tras su paso por el laboratorio eran capaces de reflejar una elegancia y una ilusión que muchas veces no se acompañaba con la realidad de guerra, posguerra, miseria y hambre que rodeaba la escena. Y eso es estilo, que no hipocresía.

Algo muy distinto de gran parte de las fotos que vemos hoy día almacenadas en cámaras y discos duros o compartidas a través de las redes sociales: instantáneas sin sentido que todos conocemos, sin unidad, repetidas miles de veces, escenas baratas por la propia naturaleza del soporte, que hemos visto en multitud de ocasiones y que sus propios autores borrarán tarde o temprano, conscientes de su nula importancia o de su propia vergüenza.

Retratos e instantáneas sí. Pero con decoro y dignidad. Respetemos a la cámara. Que sirvan para que el día de mañana nuestros hijos y nietos puedan hablar bien de nosotros. Porque entonces ya no estaremos para defendernos.

6 comentarios:

  1. Qué oportuna tu reflexión. Precisamente ayer estuve pensando sobre el valor de las fotografías, sobre cómo valoramos las pocas que tenemos de nuestros abuelos o bisabuelos, y, sobre todo, cómo las valoraban ellos y sus hijos. Nosotros hacemos miles de fotos, hasta saturar la memoria del móvil o de la cámara, pero ninguna tendrá tanto valor como aquella de hace 90 años que es la única en la que vemos a nuestro abuelo joven. Porque, como dices, el abuelo salía arreglado y formal, mientras que nuestros coetáneos salen todos sacando la lengua o haciendo el idiota. Es verdad que no todas las fotos de ahora son así, pero como se hacen tantas, no nos preocupamos tanto de que queden bien como cuando sólo se hacía una, por lo que al final no sale decente casi ninguna.

    Un saludo.

    Llorente.

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    1. Llorente, yo creo que es una cuestión de precio. Al final, lo que es barato pierde mucho valor. Pasa como con muchas otras cosas, que cuando no hay pasan a ser caras y a apreciarse. Ya le llegará el turno a otras cosas, como a los mejillones;)

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    2. Excelente, me ha gustado muchísimo el tema y el enfoque. Las fotos que tengo de viajes de mi adolescencia (llevaba un carrete de 24 a cada excursión) son para mí mucho más valiosas e inolvidables que las miles de instantáneas tomadas en los últimos diez años en las más tontas circunstancias. El valor documental, aunque parezca mentira, es mayor en las antiguas, quizá porque cada vez que disparabas o te ponías en una foto sabías que solo lo ibas a hacer 8 ó 10 veces en todo el viaje y tenías un respeto por ese momento, y solo se fotografiaban escenas o momentos de cierta importancia, en una especie de selección inconsciente de nuestro cerebro.

      Recuerdo aquellas fotografías de grupo esperando a que estuvieran todos bien colocados y diciendo patata (como "cheese" los ingleses), jeje, no como ahora, que da igual quién esté puesto porque ya habrá momento de volverlo a sacar en las próximas 1000 fotos y luego al final no tienes ninguna en la que salga todo el grupo.

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  2. Yo el principal problema que veo es que al final tienes miles de fotos en el ordenador pero ninguna en papel, y como dice mi madre, si ella en el ordenador no las va a ver... Así que yo me he acostumbrado a regalar álbum de fotos a mis amigas y familia. Que mi hermano se va a vivir fuera, le hago un álbum de la familia en las que salga él con los demás desde pequeño hasta la actualidad. Que me invita una amiga que está de erasmus en Roma, le regalo un álbum con las fotos del viaje. Para el aniversario de mis padres, para el 25 cumpleaños de una amiga... Así selecciono solo las fotos más bonitas en las que siempre salga el que lo va a recibir, y la portada se la decoro yo. Es un éxito de regalo seguro, a mi nunca me ha fallado con nadie.

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  3. También hay que decir que las fotos ganan peso con los años; quizás estas tomas recientes tan triviales se engorden de importancia con los años. Es a foto donde todos sacan la lengua mostrarán a un grupo joven feliz y desenfadado que por eso será valorado dentro de 30 años o más.
    Otro apunte: las fotos en papel nos parecen más importantes que las vistas en pantalla. No sé por qué. Provad a escanear una de vuestro abuelos. Miradla en pantalla. ¿Verdad que no es lo mismo? ¿ A que os gusta tocar la foto antigua ? ¿A qué esperais para escoger cuales de esos miles os gustaría que viesen vuestros nietos con sus propias manos?

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  4. Al Neri: esos carretes de 24 de Kodak Gold valían su peso en oro. Y el momento de quedar con los amigos, ir a recoger las copias y ver el resultado, creaba una magia y una diversión que duraba para toda la tarde.

    Aprendiz: Gran idea lo de los álbumes. Creo que han pasado de ser artículos de tortura, cuando nos amenazaban con enseñarnos las fotos del verano en Gandía, a ser un gran regalo, siempre que el obsequiado sea el centro de importancia.

    Adan: Muy cierto lo que apuntas de la importancia del soporte. De hecho, incluso en papel, la sensación es diferente en mate o en brillo. O en RC o en papel baritado. El de fibra tiene mucha más relevancia y calidad, aunque el primero parezca menos basto.

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