jueves, 28 de junio de 2012

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El dios Televisor

Hace unos días me comentaba un amigo que había contratado un decorador para su casa y que antes de hablar siquiera de dinero, lo primero que le preguntó el "diseñador visual de interiorismo urbano" era que dónde iba a ir ubicado el aparato de TV. A partir de ahí se distribuiría el resto de mobiliario, objetos de decoración, etc. El poder de influencia que ejerce semejante aparato da que pensar.


Hagamos el ejercicio mental de imaginar que la Humanidad desapareciese del planeta (algo no muy difícil a tenor de cómo lo estamos tratando, hasta el día en que se canse y nos las devuelva todas juntas). Una vez hayamos desaparecido, supongamos que pasan cien años y viene una nueva civilización: ¿qué pensarán de ese aparato que nosotros llamábamos televisor?
Para ellos no serás que una caja cuadrada y plana, con un cristal lleno de huellas digitales. Pero aún siendo una simple caja, deberían destinar sus mejores hombres a averiguar qué pudo tener aquella caja que tanta influencia ejerció en nuestra civilización. A la fuerza tuvo que ser un dios. El dios Televisor.

No les quedará duda de que era un icono que representaba al dios más importante. Estaba presente en todas las casas, desde la más pobre a la más rica. Había humanos que incluso tenían varias figuras de este dios en diferentes habitaciones de la casa. Había representaciones en todos los tamaños y, si todavía hubiese alguna duda, lo que confirmará su relación con la religión es que en todas las habitaciones de los hospitales había una, donde incluso se podían hacer ofrendas al dios, pues incluían una ranura donde meter monedas. La cruz cristiana a las espaldas, pero el dios Televisor siempre ante los ojos de aquella civilización pasada.
 
Y lo que es más importante, y que nos devuelve al inicio del texto: independientemente de la clase social de sus habitantes, de si había más o menos libros, más o menos riqueza, más o menos objetos decorativos, de lo que no hay duda es de que la veneración a este dios era absoluta pues todas las sillas, butacas, los mejores sofás, chais-longes, etc. estaban enfocadas hacia ese dios. Era el origen de la casa, y a partir de ahí se iba creando el resto de elementos de aquellos pobladores. Era tan necesario tener al dios presente y cercano, que en muchos hogares también los había a los pies de la cama, para que les protegiese mientras dormían.

A lo largo de nuestra más o menos intensa vida televisiva, todos hemos pasado miles de horas viendo televisión. Da igual si ha sido postrados en la cama por enfermedad, con los amigotes viendo un Madrid-Barça o bajo una manta con nuestra recién estrenada pareja, cuando el plan de sofá y película sacrificaba sin ningún remordimiento aquella cita con nuestros amigos de la infancia, y donde en cuestión de quince días alcanzábamos la madurez, pasando de ser nocturnos catedráticos de espirituosos a recién licenciados críticos de cine de arte y ensayo subtitulado.
Todos hemos vivido en mayor o menor medida este tipo de situaciones. Pero... ¿quién tiene una foto de ese momento? Es curioso, pero a pesar de la presencia que la televisión tiene en nuestras vidas, hay muy pocas fotos con ella. ¿Por qué será eso?

En resumen, que la influencia que el receptor de televisión ejerce en nuestras vidas sólo se comprende habiendo una serie de emisiones detrás. Si algún día estas desaparecen, y con ellas los humanos, a ver quién les explica a los futuros habitantes de la Tierra que ese trasto no era ningún icono religioso, sino "sólo" un aparato por el cual salían imágenes de las que, encima, siempre nos quejábamos diciendo que nunca ponían nada interesante y que sólo había basura. Pero ahí están los sillones en una postura muy diferente a la nuestra.

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